Leonardo Sanchez

La moral y la ética como una moneda de dos caras.

                    

La moral y la ética son términos, que si bien parecieran tener el mismo significado, son distintos. Teóricamente se refieren a cosas muy distintas. Pero al mismo tiempo son paralelos, van de la mano, son como una moneda de dos caras. Y es que es necesario ver ambos términos como objeto de estudio y no sólo como conceptos con significado para entender esta hipótesis.

            La ética se podría decir que es más general, es como lo que está bien aquí y en China. Lo que es correcto, por decirlo así, como humanidad. La moral son el conjunto de normas específicas de alguna cultura. Por ejemplo la ética nos dice que todos los seres humanos somos iguales y todos merecemos respeto y derechos, ahora la moral nos dice que “un hombre y otro hombre no deben acostarse porque va en contra de la naturaleza” ¿y no es ahí donde privan a Los homosexuales de sus derechos sexuales?

            La moral y la ética de la mano porque la moral se basa en la ética, pero la limita. Y la ética al mismo tiempo se ve transformada por la moral. Pues todos nuestros principios éticos, como no matar o no robar, que es mal visto en todas las culturas, vienen de algún lado, de alguna cultura. Algo curioso aquí es que la ética y la moral son propias de los seres humanos, pues un león puede matar a una zebra para poder alimentarse. Pero nosotros día a día matamos miles de animales y plantas para poder alimentarnos.

            Últimamente la ética y la moral van más inclinadas a no matar a animales o a respetar a la naturaleza, pero ¿qué pasaba antes cuando eran más comunes las corridas de toros y el maltrato animal? Siento que la ética y la moral es propia de los humanos y solamente aplicable entre ellos, pero entre humanos también hay grupos sociales y lo más próximo a cualquier individuo es su cultura, entonces la moral es lo más accesible y la ética es sólo accesible para ciertos grupos. La iglesia y la condición económica limitan el acervo de ciertos humanos y no es culpa de nadie ser aferrado a sus costumbres.

            Mi propuesta es que todos tengan en claro estos términos, esto no nos garantizará La Paz mundial pero mínimo fomentará la armonía social que tanto hace falta en el mundo y en el país. Entender que todos somos iguales es fundamental para la existencia del respeto y la desaparición de la discriminación que sufren comunidades indígenas, las personas LGBT y hasta gente perteneciente a cierta religión como los musulmanes.